Ya llegó mayo. Todos sabéis lo que eso significa: exámenes finales en Segundo de Bachillerato y Universidad, y el fin de las temporadas deportivas. La del Martínez Uribarri A no podía haber terminado mejor, y es que se aseguró el cuarto puesto con una trabajada y sufrida victoria ante un peleón Torres Villaroel B, que plantó cara hasta el final.
El partido empezó tal y como adelantamos en la previa, con un alineación formada en rombo por Víctor en portería, Fraile de cierre, Nico y Josema en las alas y Jorge de pívot; esto es, el mismo quinteto titular que había formado en el partido anterior, precisamente contra Torres Villaroel A. Desde el banquillo esperarían (y posteriormente tendrían) su oportunidad Staels, Pablo y López.
El balón echó a rodar, y los primeros minutos fueron titubeantes, pero pronto el Uribarri cogería la manija del encuentro, haciéndose con el cotntrol del balón y con la única inquietud de vigilar las contras, pues el trabajo ofensivo estaba resultando efectivo, con una única pega: la falta de acierto de nuestros hombres unida al acierto de su portero. El balón no quería entrar, y ya se nos antojaba un partido con el mismo semblante que la pasada derrota: mucho ataque, poco acierto. Por suerte no fue así, y en una jugada comenzada por Nico, éste asistiría a Josema para que, con gran clase, tocara lo justo el balón para meterlo en el fondo de las mallas contrarias. 0-1.
El juego del Uribarri seguiría la misma línea, pero en el del Torres B se apreció un cambio de mentalidad. Visto que sus contras elaboradas se veían frustradas por el buen trabajo de la defensa o el acierto de Víctor, optaron por lanzar balones arriba y esperar un fallo en nuestra defensa para buscar el gol. El fallo llegaría, pero ninguno imaginamos que fuera a ser tan clamoroso. Un pase frontal a nuestro área aparentemente blando y fácil se convirtió en puro veneno cuando Pablo falló en el despeje y Víctor, no esperando tal error, dejó pasar impávido el balón, que se coló mansamente en la portería a escasos minutos de la finalización del primer periodo. 1-1.
DESCANSO. Sin tiempo para más llegó el descanso y nuestras caras eran un poema, sobre todo la de Pablo y la mía. El inesperado gran esfuerzo que nos había costado marcar se postraba como factor vital para aumentar la acidez que un gol tan tonto en contra suponía. Pero, a fin de cuentas, lo estábamos haciendo bien, estábamos jugando bien; el ataque era impecable y la blanda defensa se podía contrarrestar con un aumento de la intensidad. El partido no se nos podía escapar.
Cambio de campos y banquillos y el balón que volvía a rodar por la pista del pabellón de San José. Todo seguía igual. El Uribarri mimaba el balón, sobre todo cuando confluían en el campo Staels, Josema y Nico. El gol no tardó en llegar, y volvería a ser Josema quien aprovechara un pase, esta vez de Jorge, para anotar de una manera muy parecida al primer gol: después de un uno contra uno contra su portero, que estaba siendo el mejor de largo de su equipo. 1-2.
Pasarían unos cuantos minutos antes de que llegase el siguiente gol. El Uribarri atacaba pero no acertaba a darle la puntilla al Torres, y estos cada vez se acercaban menos a la portería defendida por Víctor. Sin embargo, este siguiente gol vendría de la mano de los locales, quienes aprovecharon un titubeo defensivo (de los muchos que el tridente Staels-Nico-Josema producía) del Uribarri, que propició que uno de sus efectivos rematara solo ante Víctor, quien no pudo parar el tiro. 2-2.
Ya pensábamos que marcar otro gol volvería a ser una odisea, pero sorprendentemente llegó en la jugada del saque de centro del Uribarri. Sería nuevamente Josema quien remataría una jugada de transiciones rápidas en las que cogimos desprevenido a un Torres que aún se relamía por el empate. 2-3.
No pasaría tampoco mucho tiempo hasta que la pillería de Jorge le permitiera hacerse con el balón en un fallo defensivo local. El killer del Uribarri encaró prácticamente solo y, zafándose con un recorte de gran maestría de su portero, anotaría el 2-4.
Nos las prometíamos muy felices hasta que, a nueve minutos para el final, el jugador más corpulento del Torres empalara un gran tiro potente y raso que se introduciría sin piedad en el marco de Víctor, poniendo el 3-4 en el marcador y devolviendo la emoción al partido y la esperanza a los locales de sacar algo positivo aquella mañana del pabellón de San José.
Los siguientes minutos hasta la finalización del partido se resumen en un no parar de jugadas ofensivas del Torres Villaroel B, que apelaba a la épica para buscar desesperadamente el gol, un gol que las confusiones defensivas visitantes cerca estuvieron de provocar. Por suerte, la concentración de jugadores del Uribarri en defensa no permitió que el tanteador variara, terminando el encuentro con el definitivo 3-4 para alegría del Uribarri.
Pitido final. Y con él no solo se selló esta victoria más simbólica y emotiva que útil en lo deportivo. Una victoria que pone el broche a esta temporada y a dos años de un proyecto deportivo que empezaría un noviembre de 2011 con un Francisco Salinas - Martínez Uribarri. Punto final a dos temporadas, quizás decepcionantes en el ámbito meramente futbollístico, pero tremendamente enriquecedoras y divertidas, al menos en mi caso. Cerramos una etapa, y vendrán otras muchas, diferentes.
Pero este blog no se cierra, tranquilos. Antes de terminar mi producción como cronista de este equipo, subiré un "Desde mi portería" en las próximas semanas (cuando mis obligaciones me lo permitan) haciendo un balance de esta temporada y de estos dos años. ¡Estad atentos!
¡AUPA URIBARRI!
LO MEJOR: Sin duda, haber podido cerrar la temporada con una victoria es para estar más que satisfechos. Querría destacar el trabajo de todos, y como no, el partidazo de Josema.
